martes, 23 de octubre de 2012

todo pasa por algo


Me repito a mí misma una y otra vez que “todo lo que pasa, pasa por algo” y pienso que no debo lamentarme si las cosas no suceden como a mí me gustaría, lo intento, pero irremediablemente mi mente se recrea imaginando qué hubiera pasado de ser distinta mi decisión tomada o simplemente de haber actuado diferente. Pero es absurdo, no se puede cambiar el pasado, es más, el pasado está bien como está, nuestras experiencias vividas nos hacen ser quiénes somos y las hemos vivido por algún motivo.

Así que tal vez, puestos a recrearnos, deberíamos pensar que aquel error que cometimos no fue tal cosa, quizás al cometer ese “error” nos libramos de otros acontecimientos peores que afortunadamente no sufrimos, por lo que incluso deberíamos estar agradecidos de que las cosas nos hayan ido así.

Desde luego es un modo positivo de verlo, pero el ser humano de la sociedad actual vive en un círculo vicioso de negatividad y no nos conformamos con esa respuesta, parece que nos gusta sufrir y pensar que aquello que no tenemos es siempre mejor, pero no es así, es sólo el punto de vista, y del punto de vista que tengamos depende lo felices que estemos con nuestra vida y nuestras acciones.

Todo esto es algo que sé y que siempre aconsejo, pero confieso que a veces me resulta difícil aplicarlo a mi propia vida, resulta irónico, pero darse cuenta de estas cosas también nos sirve para saber qué debemos cambiar de nosotros mismos y hacer lo posible para mejorarlo, porque, una vez más, todo pasa por algo.

A algunos le resultaría ridículo este modo de pensar, lo ven como una excusa para no responsabilizarse de los errores que cometemos, pero es al contrario, tenemos que ser conscientes de que todo lo que tenemos es el resultado de lo que hemos pensado y que para cambiar eso en el caso de no gustarnos lo que tenemos, basta con cambiar el modo de pensar, por eso no hay que lamentarse, porque entonces lo único que haces es atraer más cosas por las que lamentarte. La teoría es sencilla pero la práctica es más complicada, y si tenemos en cuenta que nuestras creencias son la base de nuestras experiencias, afirmar tal cosa hará que así sea.

Porque todo está aquí dentro, en tú mente, así que ten en cuenta siempre que lo que seas capaz de creer, lo serás capaz de crear.









lunes, 22 de octubre de 2012

El camino sigue

Y ahora que no te tengo pienso más en ti, pero este sentimiento ya no es amor. He decidido escribirte para pedirte perdón y decirte que sé que algún día ya no me guardarás rencor. Deseo que mires hacia adelante y veas lo que tal vez hasta ahora te has estado perdiendo, debes avanzar por tu propio camino y seguir creciendo.

Siento no haber sido la persona que estabas esperando, pero sé que llegará, yo sólo he sido un paso más, coge lo que te sirva de esto y no eches la vista atrás, tu destino te espera mucho más lejos de aquí pues tú puedes llegar mucho más allá.

Te toca andar despacio, no desesperes, aprenderás y vencerás, no vuelvas a buscarme pues yo ya no estaré, habré seguido mi propio camino y ya no debes preocuparte de si tropiezo, pues forma parte del destino; caer, levantarse y aprender.

Jamás podré llegar a agradecerte todo lo que me has dado, sólo espero que algún día comprendas que esto no lo hago sólo por mí.

De las estrellas de tu cielo yo soy aquella que ya se apagó pero que está tan lejos que aún la ves brillar.

Ahora quisiera ser una estrella fugaz para que pudieras pedirme un deseo y hacértelo realidad.



miércoles, 17 de octubre de 2012

silencio



Shhhhhh ¡Silencio! Tus pensamientos estresan, cálmate, no malgastes tu tiempo con emociones negativas, tú vales más que todo eso, ya sabes qué consecuencias tiene, cuando repites un pensamiento, cuando le das vueltas a las cosas, a los problemas y preocupaciones, les estás dando importancia, les estás dando un valor que en realidad no tienen, les estás dando un peso que vas a tener que llevar, cargas con algo que no necesitas en tu camino, y eso lo estás haciendo , ahora para y piensa si eso es lo que quieres, si de verdad deseas que eso siga así, que vaya creciendo esa sensación desagradable en ti… pues simplemente no lo hagas. Tal vez no sea tan sencillo deshacerte de eso, será porque lo tienes bien arraigado en tu interior, te está haciendo daño… pues no lo permitas, no le des más fuerza, pero no odies esa sensación, sólo déjala



Deja tu mente en blanco… concéntrate en tu cuerpo; sigue tu respiración, como entra el aire por tu nariz y como se dilatan y contraen los pulmones bajo tu pecho, siente tus pies y tus piernas, con lo que puedes caminar y correr, te pueden llevar a cualquier lugar, siente tus manos y tus brazos, con lo que puedes tocar y coger todo lo que esté a tu alcance y acariciar infinitas texturas, observa a tu alrededor, tus ojos captan vivos colores y dan forma a lo que nos rodea, degusta tu boca, con la lengua puedes saborearlo todo, escucha tus latidos, como bombea el corazón toda la sangre por tu cuerpo… eres un ser extraordinario capaz de todo, no dejes que las minucias empañen tu visión de ti mismo, tienes el mayor poder del Universo…

cree y crea

martes, 16 de octubre de 2012

pensando


Aquello empezaba a ser caótico así que decidí salir a fuera, al porche, a fumar un cigarrillo. Me abroché la chaqueta, a esas horas de la noche ya hacía bastante frío.  La primera calada calentó mi cuerpo, observé volar el humo y entonces me fijé en las estrellas, todo a mi alrededor era oscuridad excepto por su brillo.

En aquel momento recordé aquellas noches de verano que nos tirábamos juntos al suelo a observar el cielo, pero nada me parecía más hermoso que su mirada, la magia de esa inmensidad nos ilusionaba y los arbustos donde nos acomodábamos hacían bien su papel de suite de hotel… sonreí al acordarme de eso, pero apareció un nudo en la garganta por la angustia, una angustia que se pronunciaba con cada año que pasaba, jamás volverían a ser las cosas como entonces…

Pero no me arrepentía de nada, mi vida había seguido un camino en solitario, sí, pero era mi propio camino, con obstáculos que superar y logros que celebrar.

El ruido de pisadas entre piedras me alarmó, yo estaba apoyada en la barandilla, inmóvil, miré hacía allí pero sólo se veía oscuridad, me invadió el miedo, entonces recordé quién era yo y qué hacía ahí. Observé con más detalle la oscuridad y chasqueé los dedos, satisfecha pude ver como una sombra se movió al oírme, era un gran lobo que me miraba, le sonreí tranquila y el lobo se marchó despacio.

continuará...


domingo, 14 de octubre de 2012

libre


Preguntarme cómo he llegado a esto, por qué he dejado que sucedieran estas cosas... El agobio se acentúa con cada sutil ruido hasta que no puedo más, me encierro en mí misma, cierro los ojos con fuerza y caigo a esa oscura profundidad donde me ahogo en ese sentimiento de incomprensión... Dejo pasar el tiempo, una claridad me hace despertar y decido levantarme... Un nuevo día con nuevas oportunidades, camino reinventando mis pasos, tropezando sin cesar con cada obstáculo, cada vez me hago más torpe y renace la desesperación... Pero quiero llegar a donde me he propuesto, así que me arrastro y logro alcanzar los últimos metros... Llego, me levanto, respiro y me acuerdo de ti, sonrío al recordarte y abro los brazos para abrazar al viento, me arrimo más al precipicio pero ahora no tengo miedo, solo me invade confianza en el amor, en el universo y en ti, así que salto, caigo... Pero entonces despliego mis grandes alas, me elevo en el inmenso cielo, y ahora soy libre.




jueves, 11 de octubre de 2012

Chasquea los dedos

Alguien me dijo una vez que todos los sueños pueden cumplirse, que sólo tenemos que ir a por ellos, dar el primer paso y poco a poco el camino va apareciendo hasta llegar a cumplirlos.

Yo siempre había estado fantaseando con hadas y duendes, solía escribir sobre el bosque que hay tras la colina cerca de mi casa, imaginaba que estaba encantado y que extrañas criaturas lo habitaban.
Un día me decidí a explorar por mí misma el verdadero bosque, ser yo la protagonista de mi propia historia y averiguar qué había de real en mis cuentos.
Aquella tarde caminé hasta lo alto de la colina y desde allí admiré con entusiasmo la arboleda, me armé de valor y me adentré en el bosque. Había cambiado el lápiz por una linterna y esa era mi única compañera en la aventura. A pesar del miedo, estaba deseosa de que algo mágico aconteciera en aquel atardecer.
Centenarios robles hacían del encantador paisaje un ambiente de fantasía, casi podía ver flotar en el aire el polvo mágico de las hadas.
Paseé durante algo más de una hora y lo único extraordinario que pude ver fue una ardilla correteando por las ramas y unos jabalíes que huyeron de mí, la decepción empezaba a aflorar, pensé que tal vez la vida real no era tan apasionante como en los cuentos.
Ya estaba oscureciendo y por lo menos iba a tener excusa para utilizar la linterna de vuelta a casa. Mientras trasteaba en mi bolsillo para cogerla, sentí una presencia detrás de mí, me giré fugaz, pero allí no había nada ni nadie, probablemente estaba sugestionada con la idea de que algo fantástico podía ocurrir. Encendí por fin la linterna para cerciorarme de que no había nada y lamentablemente así fue. Cuando me volví para regresar, el foco de la linterna se topó de frente a un gato negro que permanecía sentado en medio del estrecho camino con la mirada fija en mí e impasible a pesar de deslumbrarle.
- Gatito - le llamé con tono cariñoso y me acerqué un par de pasos con intención de acariciarle. El gato seguía inmóvil, me agaché despacio y alargué mi mano para que pudiera olerme y entendiera mis intenciones, me fijé entonces en que tenía un cascabel en el collar, cuando sus ojos se posaron en mi mano a tan sólo un palmo de distancia, se le encogieron aún más las pupilas y por un instante me asusté, estaba convencida de que iba a recibir un zarpazo en cuestión de segundos, pero no fue así, olfateó el aire, me miró de nuevo a los ojos, se le dilataron las pupilas tornando sus ojos casi negros por completo y de un salto echó a correr por entre los árboles. Me incorporé de inmediato pero el gato ya había desaparecido entre los arbustos, el tintineo de su cascabel se alejó hasta dejarse de oír en un instante, en ese momento advertí que el cascabel no había sonado cuando el felino se acercó ni al sentarse frente a mí, al darme cuenta además de que la iluminación que otorgaba la linterna era un tanto tenebrosa, empecé a sentir miedo a pesar de querer vivir una aventura, no estaba segura de ser lo bastante valiente como para continuar una historia sin saber si era de las que acaban bien. Así que decidí pensarlo mientras caminaba de regreso a casa a paso ligero.
Cada vez estaba más oscuro y el ruido de mis propios pasos me hacía estremecer. Al fin en la lejanía podía ver la anaranjada luz de las farolas, anhelaba ahora la seguridad de las calles asfaltadas. Como si algo tras de mí me azechara, temía echar a correr por si se abalanzaba sobre mí como a una presa y temía ir demasiado despacio por si me alcanzaba, sólo deseaba traspasar los últimos robles... Pero justo antes de llegar escuché el suave sonido del cascabel, como una última llamada a no abandonar aún ese mágico mundo, así que me detuve y me volteé enfocando a un lado y a otro con la temblorosa luz que me guiaba, entonces el gato cruzó lentamente contoneándose con las plantas, me miró y maulló, me sobresalté al oirle, "sólo es un gato" me dije a mí misma en un intento por calmar mi agitada respiración. El gato continuó avanzando adentrándose de nuevo en el bosque, pero despacio y maullándome, increpándome a seguirle, o eso deduje yo, así que "no tengo otra opción" pensé. El gato y su cascabel me llevaron hasta una fuente donde una pequeña cascada natural formaba un estanque, dejé de ver al gato pero otra cosa llamó mi atención, un hermoso diente de león se alzaba sobre las demás plantas, no pude evitar la tentación y lo arranqué, cerré los ojos y pedí un deseo, abrí los ojos y soplé con fuerza para que todas las semillas salieran volando y que se cumpliera mi deseo, pero ninguna se movió, volví a soplar con más ímpetu pero ni una sola semilla se desprendió de la bella flor. ¡Aquello era inaudito! Entonces vi de nuevo al gato junto al agua casi dándome la espalda.
- Gatito - le llamé, pero parecía ignorarme, siseé para llamar su atención pero hizo caso omiso, entonces chasqueé los dedos, inexplicablemente en ese instante todas las semillas del diente de león que sujetaba en la mano echaron a volar suavemente, acariciando el aire, me quedé atónita pues ni tan siquiera había soplado el viento.

El gato me miró expectante, en cuanto me planteé la idea de que chasquear los dedos había tenido algo que ver, volví a hacerlo levantando la mano hacia el cielo y montones de luciérnagas iluminaron el lugar revoloteando sobre el agua, ¡era extraordinario! Miré al gato y éste parecía sonreír de satisfacción, enloquecida por la emoción, chasqueé los dedos hacia él y entonces se puso a hablar:
- Soy Katze, la gata que guarda el bosque y guía a quienes buscan respuestas. Todo aquello que desees es posible, aquí, en este bosque, sólo hace falta chasquear los dedos, en otros lugares sólo debes hallar la forma para hacer cualquier cosa realidad, pero siempre es tan sencillo como desearlo. - Mi perplejidad por oirle me dejó muda pero empecé a plantearme qué podía desear, ella prosiguió - cuando salgas de este bosque olvidarás lo que ha ocurrido, pero inconscientemente recordarás lo que te he dicho - me entristecí y le repliqué:
- Pero yo no quiero olvidarlo -
- Entonces deséalo - contestó.
Contenta chasqueé los dedos, entonces una brillante cinta azul apareció atada en un lazo al tallo de la flor que aún sostenía.
- átatelo en la muñeca y podrás recordar de donde proviene - explicó la gata y me lo anudé con fuerza.
Cuando abandoné ese lugar, crucé los últimos árboles agarrando con firmeza el lazo azul de mi muñeca temiendo que pudiera desaparecer, pero tras llegar a la calle, iluminada ya por la luz de las farolas, me miré la mano y ahí seguía la cinta, miré atrás, observé el bosque y vi a un montón de gatos que me miraban, en el centro; Katze, la gata negra tenía una mirada cálida de despedida, no había olvidado nada, su recuerdo y sus consejos permanecían en mi memoria para guiarme tanto dentro como fuera del bosque.




martes, 9 de octubre de 2012

Si lo piensas...

Suena el teléfono:
- ¿Si? – contesto desganada al descolgar.
- le llamo de… - es otro cliente, tal vez solicitando algún servicio o reclamando alguna factura, no le estoy escuchando, pues tras el cristal de mi ventana le veo aparecer, allí está él, mirándome desde lejos, ahora sonriéndome. Se me detiene el corazón. Empieza a avanzar a paso lento, acercándose a mi oficina, los nervios afloran y empiezo a temblar levemente. - ¿señorita? – la voz tras el auricular me despierta, ya estaba fantaseando de nuevo.
- Disculpe, sí, no se preocupe, tomo nota. Gracias. – y cuelgo.
Apoyo mi barbilla en mi mano con el codo en la mesa y continuo mirando por la ventana, vuelvo a imaginármelo a lo lejos. No recuerdo cuantas veces había fantaseado con algo así, que apareciera por sorpresa sólo para verme. Sigo confiando en que algún día pasará, que de tanto visualizarlo algún día se hará realidad. Pero tal vez es ese el motivo por el que no sucede, siempre lo visualizo a lo lejos, sintiendo tristeza por no tenerlo, anhelándolo.
- Mar, ¿me has sacado el listado que te pedí? –escucho la voz del jefe hablándome.
- Estoy en ello, enseguida se lo saco. – le miento. Estoy segura de que sólo me lo pide para que deje de estar en las nubes, pero yo continuo con mis suposiciones mientras toqueteo el teclado para que no me atosigue. Quizás si lograra imaginármelo junto a mí, hablándome, tocándome y riendo juntos, si consiguiese sentir esa felicidad de tenerle, tal vez así sucedería.
- Voy a la base, luego vendré. – El jefe sale por la puerta. Perfecto, ahora podría intentar visualizar mejor.
Entra por la puerta, me sobresalto, dibujo una incontrolada sonrisa en mi rostro, imposible disimular los nervios.
- Hola – le digo. Espera un momento, ¿”hola”? ¿Le diría “hola”?, puestos a visualizar podría imaginar que me lanzo sobre él en un apasionado abrazo, o mejor aún, que se me abalanza él. Retomemos la escena.
Entra por la puerta y ambos sonreímos inevitablemente. Me acerco a él y sin mediar palabra nos abrazamos, quedándonos así unos largos segundos, tal vez minutos, disfrutando el uno del otro. Muy bonito, es cierto, es lo que realmente quiero, pero no creo que si de verdad viniera a verme sucediera eso, y si yo misma no creo que eso sea posible, por mucho que lo imagine no sucederá. Volvamos a intentarlo.
Alguien toca en el cristal de la puerta, se abre un poco y le veo, el corazón se me acelera.
- Pasa – le digo invitándole a entrar.
- Hola – dice al entrar. Ambos tenemos una sonrisa nerviosa. – pasaba por aquí y me he dicho “voy a saludarla que hace tiempo que no nos vemos”. – explica mientras se mete las manos en los bolsillos del pantalón.
- ah, bien. – tartamudeo.
- ¿qué tal estás? –
- bien, aquí trabajando. – es una respuesta muy triste, pero lamentablemente eso es lo que contestaría yo.
Suena el teléfono de nuevo bajándome a la realidad, descuelgo:
- ¿Sí, dígame? –
- Buenos días, soy… - atiendo lo que me dicen y cuelgo.
Creo que voy a dejar de fantasear por ahora, voy a sacar el dichoso listado. Además tengo ya un par de notas con tareas que hacer. Me pongo con las cuentas, miro el reloj del ordenador;  sólo me quedan un par de horas. Miro el móvil; nada interesante. Vuelvo a las cuentas, si no insisto me distraigo con nada. Cojo la calculadora, vuelvo a mirar el móvil, ¿se puede saber qué hago? ¡Si ni siquiera ha sonado!, me pongo con las cuentas, entonces se abre la puerta de golpe, doy un respingo.
- Hola - dice el comercial al entrar, me ha asustado, por un momento he pensado que era él y se me ha encogido el corazón.
- Hola - le respondo. Me cuenta como le ha ido la mañana, yo echo otro vistazo involuntario al móvil y sigo con mi trabajo. Ya quedan diez minutos menos para salir.
Un gato se refriega contra la puerta y es visto por el comercial, un chico fácil de impresionar.
- ¡un gato! - Grita ilusionado. Genial, otra distracción con la que perder algo más de tiempo. Me acerco a la puerta y observo al felino, era voluptuoso, de color naranja a rayas, precioso. Abro la puerta con intención de acariciarle pero se asusta y huye, chasqueo un par de veces los dedos intentando llamar su atención pero es en vano, vuelvo a mi mesa y continuo con lo mío.
De repente oigo unos golpecitos en el cristal de mi ventana, estoy tan concentrada que me sobresalto, miro y no me lo puedo creer, ahí está él, mi corazón da un vuelco, me quedo paralizada, se me corta la respiración y siento como la sangre sube a mi cabeza sonrojando mis mejillas, noto como aumenta la temperatura de todo mi cuerpo, él señala la puerta comunicándome que va a entrar, le hago un gesto de conformidad con media sonrisa pero sigo sin respirar, ¿estoy soñando? ¿es otra fantasía? El sonido de la puerta al abrirse me alarma y como acto reflejo me coloco bien el flequillo, increíble pero cierto, está aquí de verdad, es mucho más intenso de lo que había imaginado, quiero gritar pero no tengo voz casi ni para hablar.
- ¿Qué tal? – me dice - pasaba por aquí y me he dicho “voy a saludarla que hace tiempo que no nos vemos” – al oír sus palabras no puedo evitar sonreír de oreja a oreja.
- ¿en serio? - digo sin esperar en realidad respuesta, perpleja por la situación, me levanto nerviosa con intención de salir fuera, no quiero que el comercial nos oiga.
- Pues claro, ¿quieres que vayamos a tomar algo? – me pregunta, yo exploto en júbilo por dentro pero lo disimulo.
- Bueno, vamos. – miro al comercial.
- Tranquila, ya cojo yo el teléfono. - Me dice el chico antes de llegar a pedírselo. Le sonrío como respuesta, cojo el bolso y me acerco a la puerta donde él me espera, apenas puedo mirarle a los ojos de los nervios. Al final se ha hecho realidad, gracias.




Tú mismo

¿Dónde estoy? ¿Dónde estás? ¡En ningún sitio! ¡Esto está más que muerto! ¿Quién eres tú? Yo no soy nadie, sólo tú mismo. ¿Qué estás diciendo? Mira a tu alrededor, ¿hay alguien? ¿Hay algo? ¡No, la respuesta la tienes delante! Y ¿qué está pasando? Que la oscuridad se ha cernido sobre nosotros, el mundo ha sucumbido y hemos desaparecido. ¿Pero de qué hablas? ¡Mi vida sigue adelante! ¿De verdad? ¿Acaso recuerdas algo? Pues ahora no puedo pensar con claridad pero seguro que en un rato se me pasa el aturdimiento y sabré quien soy. Hablas del tiempo como si existiera, despierta, no hay un "luego" ni un "mañana", ni tan siquiera un "ayer", solamente existe el "ahora" y no dura absolutamente nada. Palabrería. 

Tu orgullo no te deja ver la verdad. Y ¿cuál es la verdad? Que no has sido lo bastante hábil como para liberarte, sólo hay seres como tú; monstruos de cabeza cuadrada que se mueven como zombies en busca del sustento, conformándose como un perro con las sobras, atados por algo que les manipula y utiliza, ¡esperando encima que les acaricien a cambio de una "buena acción"! Sólo cuando es demasiado tarde se dan cuenta de que eso no es la "vida". 


"Vivir" significa disfrutar hasta del aire que respiras, abrazar al mundo como a una madre y tener sueños que cumplir, demostrando que la palabra "imposible" no tiene valor. Significa no tener miedo a amar y saber regalar alegría, pues una sonrisa o un abrazo no hirieron jamás a nadie. Entonces ¿qué debo hacer? Deja de esconderte, tú mente es la herramienta más poderosa, utilízala, abre los ojos y sal de aquí, no esperes a nadie pues nadie irá contigo, sólo tú puedes recorrer tu propio camino.




lunes, 8 de octubre de 2012

lo bueno de las cosas malas

Es cierto que a veces suceden cosas negativas en nuestra vida que inevitablemente nos hacen sentir mal, conociendo el secreto y actuando según la ley de la atracción, nos preguntamos; ¿si siempre soy positivo, por qué me pasa esto? ¿Lo he atraído yo a mi vida?
Pues sí, así es, pero hay que tener en cuenta varias cosas:

1)
El Universo nos presenta situaciones para que elijamos; si tomamos el ejemplo de que el Universo es un catálogo y podemos elegir lo que queremos tener en la vida, hay que entender que en ocasiones nos expone a todo tipo de situaciones para que elijamos si las queremos o no, para elegirlas sólo hay que reaccionar ante ellas (no importa si lo hacemos de manera positiva o negativa), así que para no elegirlas, debemos ignorarlas.

2)
Nuestro presente es el resultado de lo qué hemos pensado; cualquier crítica, enfado, burla... Cualquier pensamiento negativo que dejemos crecer en nuestra mente puede provocar graves efectos. Lo que das, es lo que recibes. Es posible que hayas hecho algo, normalmente inducido por factores externos, que haya producido tal acción. Hay que evitar dichos enfoques, pondré un ejemplo:
Si alguien se salta un stop haciéndote frenar y reaccionas tocando el claxon, levantando la mano e insultando, lo único que generas es un malestar en ti y en las personas que te ven, influyéndoles, bajando su estado emocional y provocando que ellos reaccionen peor a otros sucesos futuros, es una cadena, y toda esa negatividad volverá a ti con otra forma.

3) (y esto es lo bueno de las cosas malas)
Todo lo que nos pasa, nos pasa por algo; Cuando un acontecimiento negativo se presenta en nuestra vida hay que ver el lado positivo, siempre lo hay, es más, probablemente sea un paso obligatorio para llegar a cumplir una meta, hay cosas buenas que deseamos que tal vez no podrían realizarse sin esos cambios. Es decir, que en ocasiones tienen que pasarnos cosas "malas" para que puedan llegar las buenas.
Pongo un ejemplo simple; Jack tiene un empleo fijo, pero no se siente realizado y además no le pagan lo que le gustaría, en estos tiempos de crisis la empresa empieza a ir mal y acaban despidiéndolo. Teóricamente es una mala noticia, pero al estar sin trabajo tiene tiempo libre, así que sale con los amigos y conoce a una chica que le habla de un negocio arriesgado pero de su agrado, lo acepta, le va bien y además se emparejó con ella. Le cambió la vida en unos días, si no le hubieran despedido no habría conocido ni a la chica ni la oportunidad, y de haber sido así, probablemente no la habría aceptado, conformándose con la seguridad de su puesto de trabajo.

Conclusión:
Tenemos que intentar apreciar las causas de las cosas “malas”, analizarlas y cambiarlas para que no nos afecten, aprendiendo de los errores y nunca venirse abajo. Siempre pueden ocurrirnos cosas malas, pero la importancia que tendrán dependerá de la importancia que les demos. Somos nosotros mismos los que consideramos algunas cosas como “malas”, cuando tal vez sólo sean “cambios” u “oportunidades”. Hay que tener una actitud positiva ante la vida siempre que sea posible. Nosotros tenemos el poder de crear todo lo que seamos capaces de imaginar, así que en nuestra mano está que nuestra vida sea la vida que queremos vivir.

Un abrazo y mucha energía positiva!




jueves, 4 de octubre de 2012

el despertar

Hoy he tenido un extraño sueño, trataba sobre lo que ocurrirá el próximo 21 de diciembre de 2012, el día con el que acaba el calendario Maya y que otras culturas profetizaron como el "fin del mundo".

Increíbles acontecimientos nos suceden a mí y a mi familia, sigue la historia en:
http://sopaderelatos.com/2012/10/05/el_despertar1/



lunes, 1 de octubre de 2012

camino hacia la libertad


El gato Neko conversaba con su amiga Katze:
— Qué oprimido me siento cuando me pongo a pensar en los días largos que me esperan para salir de la esclavitud en que me he metido, tratando de salir adelante con todas las cosas que me he impuesto, para obtener lo que me va a servir para caminar libremente pensando sólo en distraerme sin que nada me ate, así las penas y pesares se alejarán de mí y por fin podré reír y cantar y ser feliz sin tener ninguna obligación que me quite el sueño. ¿No crees, Katze, que esto será muy bueno para mí cuando me llegue este gran día?
— Pues no creo –le contestó Katze–, porque esto no es así, ya que lo que verdaderamente te ata son otras cosas que no te dejan ser feliz.
Neko, al escucharla, con un gesto poco amigable, le dijo:
— Anda, tú qué sabes, por eso te veo siempre con cara de aburrida.
— Será tu parecer porque yo jamás me aburro –le contestó Katze–, cómo se ve que no tomas en cuenta las cosas que hago, porque no conoces el verdadero valor que éstas significan.
— Bueno –le respondió Neko–, para mí la diversión es lo más importante, porque esto es lo único que no te esclaviza.
— Pero el Universo no te ha dado dones sólo para que te diviertas, ¿no crees? Piensa, porque esto no es así –le volvió a decir Katze.
Neko, insistiendo en pensar en forma muy egoísta, le contestó:
— Realmente, yo sí quisiera hacer lo que me venga en gana y poder gozar libremente del sol, de los paseos o quedarme en casa disfrutando de un rico helado y viendo películas, o sencillamente dormir sin pensar que tengo que levantarme temprano porque tengo obligaciones que cumplir. ¿Acaso esto no es libertad de hacer lo que a uno le venga en gana?
— Bueno –le contestó Katze–, todos los seres disponen de su libre albedrío, teniendo la facultad de ver lo que era bueno y malo para ellos, pero lamentablemente, muchos escogen lo que no les conviene para su alma y terminan por hacer abuso de la libertad. Y no quisiera que a ti te suceda esto. ¿Por qué, pues, no aprendes a discernir lo que va a ser bueno para ti?
— La verdad no me interesa –le dijo Neko–, mejor no me hago problemas, hablemos de otra cosa. ¿Qué te parece si damos un paseo y mañana vengo a recogerte temprano para ir a pescar?
— Estupendo –le contestó Katze–, la pesca a mí siempre me ha fascinado.
Y mientras hablaban y se ponían de acuerdo, se despidieron. Al día siguiente, como era de esperar, Neko, con una gran sonrisa, se presentó en la casa de Katze. Cuando la vio, le dijo:
— Vamos, date prisa, pues no deseo que mi domingo termine ni termine nuestra juventud, felizmente aún somos muy jóvenes para gozar de lo que queramos.
— Ah, eso sí, ¿y qué hay si no vamos?, –le dijo Katze–, pensando en analizar lo que le contestaba.
— ¿Qué hablas?, –le dijo Neko–, o acaso estás delirando, pues date prisa y vamos si no quieres verme apesadumbrado y aburrido.
Katze, viendo su desesperación por escapar de sus reprimidas emociones, le contestó:
— Cálmate, amigo, sólo bromeaba.
Y sonriendo, le dijo:
— Ya, coge tu mochila y vamos.
Y así lo hicieron; en el camino Neko, saltando y cantando con una alegría momentánea, dijo:
— Esta es la única libertad que yo aprecio en mi vida, porque así uno se olvida de las preocupaciones, de los tormentos y de los malos momentos, que aparecen cuando menos se espera.
— Y te entiendo –le dijo Katze–, sólo que no tomas en cuenta que hay situaciones mayormente apreciadas, que conducen a que uno pueda vivir también con alegría y con libertad y no precisamente es la diversión. Y no creo que esto lo tomes en cuenta, porque lo que predomina en ti egoístamente, es sólo divertirte aunque por ello otros se perjudiquen.
— ¿Se perjudiquen?, –le contestó Neko–. ¿Y por qué se habrían de perjudicar por mis diversiones? La verdad que no te entiendo, creo que estás hablando ya demasiadas tonterías.
Katze le dijo:
— Te voy a poner un ejemplo; qué pasaría si alguien que necesita urgentemente que lo saques de un apuro, justamente, cuando te vas a ir de paseo, ¿qué le dirías?
Neko le contestó:
— ¿No te parece que ese sería su problema? ¿Por qué, pues, perjudicarme precisamente con lo que más me gusta, la diversión? Pues no dejaría la libertad de poder elegir lo que me agrada por nadie.
Katze le respondió:
— Qué egoísmo tan grande el tuyo, de pensar solamente en tu persona sin que nada te importe. ¿No te das cuenta, acaso, que hay circunstancias en que tenemos que escoger lo que es prioridad? Pero claro, cómo te vas a dar cuenta de esto, si el egoísmo es el que te mantiene adormecida la conciencia para que no puedas actuar reflexivamente.
— Y si así fuera –le contestó Neko–, ¿qué puedo hacer? Aunque no quisiera escuchar nada que vaya en contra de mis propios intereses, porque estaría alejándome de la libertad que compraría a cualquier precio.
— Sí sé que lo harías –le dijo Katze–, pero la libertad de la cual te hablo, no se puede comprar porque viene como una gracia del cielo, ¿comprendes? Todo en la vida tiene sus pros y sus contras, y la diversión sana también es buena porque no sólo alegra sino ayuda a liberar tensiones, pero si sólo se piensa en ella, esto no ayuda a que uno madure.
— Y si esto es así, ¿cuándo seré libre? ¿Será que tengo que recapacitar con otro juicio?
Katze le dijo:
— Así es, y cuando eso te suceda dejarás ya de estar atado a tus deseos y a tus múltiples apegos. ¿Te das cuenta por qué no puedes ser libre, si en tu interior llevas esta cautividad que no deja que te muestres tal como eres? Porque podrás viajar y conocer el mundo entero y ganar dinero a manos llenas, contar con muchas amistades, tener grandes paseos y diversiones, pero no serás libre mientras te ames a ti mismo y a donde vayas te acompañará siempre la tristeza, porque habrá un vacío en ti que no lo podrás llenar con nada, a no ser que dejes el egoísmo a un lado para que puedan aparecer en tu corazón actitudes más amorosas y fraternales, sólo así podrás llenar el vacío que veo en tus ojos porque vivirás no tanto para sí mismo sino también para los demás. ¿Y sabes? Es el amor que transforma al hombre dándole la libertad de poder actuar sin apegos, tal como lo hace el ego, que no sabe otra cosa que amarse a sí mismo aunque viva encadenado a sus propias pasiones. ¿Comprendes ahora lo que te digo? Porque tú eres bastante egocéntrico.
— Bueno –le dijo Neko–, después de todo lo que me has dicho creo que lo soy, es más, ya me estoy sintiendo un poco mal y quien sabe esto sea lo que me tiene viviendo con muchos pesares. ¿Y cómo hacer, entonces, para que sea cada vez más libre de mí mismo?
Katze le contestó:
— Tendrás que meditar mucho para que comiences a vivir libremente y no bajo el yugo de tu propia concupiscencia. Cuando esto te suceda, habrás abierto la puerta de tu corazón que te conducirá con libertad para poder actuar con benevolencia y equidad. Mira, llegamos, el sol ilumina el mar y en la orilla hay gaviotas que caminan libremente.
— Sí –le dijo Neko–, y son muchas.

Y mientras hablaban vieron a unos gatos que se disponían a pescar desde lo alto de un árbol, de repente uno de ellos resbaló y se lastimó la pata. Neko, al mirar alrededor de donde se encontraba el gato tirado y boca arriba, no pensó dos veces en auxiliarlo, igualmente lo hizo Katze. En lo que tardaron en atenderlo y llevarlo a lugar seguro, se les pasó el tiempo y viendo que ya era tarde para continuar con lo planeado decidieron regresar a sus hogares.
— Pero no importa –dijo Neko muy complacido–, porque hemos hecho una buena acción.
Y continuó:
— ¿Sabes, Katze? No he tenido la alegría de poder gozar del día pescando como me gusta. Pero acabo de conocer una alegría diferente que no se va de mi alma. ¿Será que ésta viene por haber ayudado al joven gatito? Porque no sólo me he sentido alegre sino que ya no siento nada que me oprima por dentro, y percibo algo así como una especie de liberación. ¿Será ésta la libertad de la cual me hablas?
— Así es –le respondió Katze–, ¿y sabes por qué te ha sucedido esto?
— ¿Y cómo saberlo?, si me falta todavía ver más claro.
— Sí, lo sé –le dijo Katze–, pero te he hecho esta pregunta para que pongas más atención en lo que te voy a explicar. Lo que te ha sucedido, es que como has empezado a liberarte del ego que te ha tenido esclavizado y sometido a sus caprichos, al salir de ti lo que pudo actuar en tu ser fue tu esencia, la cual es espiritual y por eso pudiste actuar libremente sin que nada te oprima. Ahora vivirás liviano y sin carga alguna.
Neko le respondió:
— Sí, y esto debe ser verdad porque me siento con más vida y también ligero, como que una pesada carga se ha desprendido de mí.
— Así es –le volvió a decir Katze–, y dentro de muy poco tu libertad interior te hará vivir con alegría constante, y tus penas y pesares se alejarán por siempre ya de ti.
Neko, al escucharla, le dijo:
— Si es así, entonces, creo que también dentro de muy poco me estará llegando el gran día de la liberación y por fin seré libre y feliz. Gracias amiga, lo que has hecho por mí no tiene precio.
— Si para eso estoy –le dijo Katze–, y lo hago con mucho cariño.
Neko le dijo:
— ¿Sabes, Katze? Aunque deje de verte, siempre te tendré presente en mi corazón.
— Y yo también, amigo –le contestó Katze.
Y lo abrazó con mucho afecto.