Aquello empezaba a ser caótico así que decidí salir a fuera,
al porche, a fumar un cigarrillo. Me abroché la chaqueta, a esas horas de la
noche ya hacía bastante frío. La primera calada calentó mi cuerpo, observé
volar el humo y entonces me fijé en las estrellas, todo a mi alrededor era
oscuridad excepto por su brillo.
En aquel momento recordé aquellas noches de verano que nos
tirábamos juntos al suelo a observar el cielo, pero nada me parecía más hermoso
que su mirada, la magia de esa inmensidad nos ilusionaba y los arbustos donde
nos acomodábamos hacían bien su papel de suite de hotel… sonreí al acordarme de
eso, pero apareció un nudo en la garganta por la angustia, una angustia que se
pronunciaba con cada año que pasaba, jamás volverían a ser las cosas como
entonces…
Pero no me arrepentía de nada, mi vida había seguido un
camino en solitario, sí, pero era mi propio camino, con obstáculos que superar
y logros que celebrar.
El ruido de pisadas entre piedras me alarmó, yo estaba
apoyada en la barandilla, inmóvil, miré hacía allí pero sólo se veía oscuridad,
me invadió el miedo, entonces recordé quién era yo y qué hacía ahí. Observé con
más detalle la oscuridad y chasqueé los dedos, satisfecha pude ver como una
sombra se movió al oírme, era un gran lobo que me miraba, le sonreí tranquila y
el lobo se marchó despacio.
continuará...
continuará...
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