Encaminándonos de nuevo a
nuestro lugar, pues hacía mucho que habíamos cambiado de escenario,
antiguamente nuestro lugar era una hermosa fuente escondida entre altos árboles
protectores donde los rayos del sol no llegaban al suelo y el oscuro ambiente
recordaba a una cueva, sin embargo habíamos avanzado, crecido, evolucionado y
ahora nuestro lugar era casi la cima de la montaña, un pico escarpado en las
alturas, desde donde podíamos observar el mundo entero y tanto el viento como
el sol nos despedían al atardecer haciéndonos volar libres
en nuestra imaginación. Y allí nos dirigimos de nuevo aquella tarde, sentándonos
en nuestra gran roca.
Verde… ¿te has fijado
en la similitud de la palabra “verde” y la palabra “verdad”? ¿Qué te sugiere el
color verde? Cuando yo pienso en verde veo naturaleza, un frondoso bosque de
vivo follaje con un ambiente húmedo pero acogedor, de hecho el tono de verde
más verde para mí es aquel que es intenso, algo oscuro y con toques de un
marrón seco que lo hace más salvaje, es algo muy auténtico, y ahí es donde
aparece la “verdad”, porque ¿qué hay más auténtico que la naturaleza en sí
misma? Es la verdad de todos los seres vivos, nuestra verdad… y ese, Laura, ese
es tu color, el verde, tus ojos verdes me inspiran esa misma sensación salvaje,
natural y auténtica… tu pelo, tus rasgos, tu forma de pensar… toda tú eres así,
auténtica. -Mary-
¿Te imaginas dejar volar
con el viento un papel con un mensaje escrito? Como lo de lanzar un mensaje en
una botella al mar (¿cuántas personas lo habrán hablado y cuántas, en cambio,
lo habrán llevado a cabo?)… habría dos opciones, que lo encontrara otra persona
o que cayera en algún lugar del suelo y acabara descomponiéndose con la tierra,
en cualquiera de los casos habría un receptor que crearía un vínculo con el
emisor del mensaje, puesto que de leerlo alguien, éste se preguntaría por la
persona que lo escribió, si con el tiempo esa persona se encontrara con la que
escribió el mensaje, debería notarlo, sentir algo especial ¿no?... y en el
caso de ser la naturaleza su destino, ésta absorbería el mensaje enviando su
vibración a todo el universo. Voy a escribir un mensaje, en mi riñonera
tengo de todo... aquí tengo un papel, pero, un momento... me falta el boli... -Laura-
Como un botón floral que ha
empezado a abrirse, has llegado a una nueva e importante etapa de tu vida, ya
has reunido casi todo lo que te faltaba para llegar hasta aquí… como si
estuvieras haciendo una colección de cromos, estás acabando de completar este
álbum, ya tienes hasta los cromos dorados, pero te faltaban unos pocos de los
verdes, las pequeñas misiones que hacen falta para poder pasar la batalla final
de este nivel, has conseguido unos cuantos y ya sólo te falta uno, te falta el
boli, algo sencillo pero imprescindible, estás aquí, en el umbral del nuevo
nivel, tienes el nuevo álbum sin estrenar ya en tus manos, pero necesitas el
último cromo del anterior… debes encontrar el boli antes de partir, Laura. -Mary-
Mira qué hermosa flor, tan
pequeña y delicada, tan suave y esponjosa que da miedo tocarla, tiene un color
blanco dulce... contrasta con los sépalos ya secos y duros, quebradizos, de un
tono verde roto... si observas la planta de donde la he cogido te das cuenta de
que esto no es una flor, pues la flor es de pétalos amarillos, esto es lo que
queda cuando la flor ya se ha marchitado, son las semillas… y es que si nos
detenemos a analizar esta planta silvestre veremos que sus etapas son como las
nuestras, cada diminuta flor es una vida, nace y crece protegida en forma de
capullo, se desarrolla la flor, abriéndose al sol con esplendor, cerrándose
cada noche para resguardarse del frío hasta que madura suficiente
para caer y dejar paso a las que vendrán después… tal vez sea cierto que yo
sólo soy un pimpollo que está empezando a florecer… -Laura-
Fíjate en este agujero que
hay en la roca, unas grandes hormigas custodian la entrada a su colonia, parece
que nos observan, nos vigilan, puede que estén hablando entre ellas, tal vez
planeen atacarnos o quizá sólo están esperando a que nos marchemos para poder
hacer sus cosas con tranquilidad… pero me da la impresión de que me están
mirando mal… ¿te imaginas que empiezan a rodearme, me levantan y me llevan con
ellas? Si no me doy cuenta empezaría a moverme lentamente alejándome cada vez
más de ti hasta desaparecer por entre esos matorrales… ¿te imaginas que
quisieran meterme por este agujero? ¿lo intentarían o me harían pedazos
directamente para introducirme poco a poco? No lo sé, pero obsérvalas, ¡han
empezado a rodearme de verdad! y a juzgar por el tamaño que tienen estoy
segura de que serían capaces… será mejor que nos marchemos y las dejemos
tranquilas… -Mary-
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